Encíclica publicada por Juan Pablo II en 1988, veinte años después de la «Populorum progressio». La traducción de su título es «la preocupación social».
Se trata el tema del desarrollo bajo una doble mirada: la situación dramática del mundo contemporáneo y las condiciones y exigencias de un desarrollo digno de la persona.
La encíclica introduce la distinción entre progreso y desarrollo. Afirma que el verdadero desarrollo no puede limitarse a la multiplicación de los bienes y servicios.
El verdadero desarrollo debe tener un carácter moral. La paz es fruto de la solidaridad.