Encíclica publicada por Juan Pablo II en 1981, noventa años después de la «Rerum novarum». El título significa «el ejercicio del trabajo».
La encíclica entera está dedicada al mundo del trabajo como bien fundamental para la persona, factor primario de la actividad económica y clave para toda la cuestión social.
Se delinea una espiritualidad y una ética del trabajo.
Se presentan las dimensiones objetiva y subjetiva del trabajo.
El trabajo tiene la dignidad propia de un ámbito en el que debe realizarse la vocación natural y sobrenatural de la persona.