El amor cristiano impulsa a la denuncia, a la propuesta y al compromiso con proyección cultural y social. La Iglesia insiste en que es en la dimensión interior de toda persona donde radica el compromiso por la justicia y la solidaridad para la edificación de una vida social, económica y política conforme al designio de Dios.
Al laicado le corresponde tratar de construir el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según las enseñanzas de la Iglesia. Desde su propia profesión deben contribuir a la santificación del mundo y así manifestar a Cristo a las demás personas.
Es tarea propia del laicado anunciar el Evangelio con el testimonio de una vida ejemplar, enraizada en Cristo. Los fieles laicos no abandonan el mundo terrenal por medio del bautismo, por lo que no pueden eludir sus responsabilidades cotidianas con la excusa de estar dedicados a la vida futura junto al Padre.
La Doctrina Social de la Iglesia tiene que integrarse adecuadamente en la formación de los fieles laicos, de modo que no se descuide ningún aspecto de la vida cristiana. Asimisno, la Doctrina Social de la Iglesia es de suma importancia para los grupos eclesiales que tienen como objetivo de su compromiso la acción pastoral en el ámbito social (Acción Católica).
El laicado debe actuar según las exigencias dictadas por la prudencia, que se articula en tres momentos:
- Clarifica la situación y la valora.
- Inspira la decisión por medio de la Palabra.
- Da impulso a la acción.
La prudencia capacita para tomar decisiones coherentes, con realismo y sentido de responsabilidad. La Iglesia Católica matiza que no hay que confundir la prudencia con la astucia, el cálculo utilitarista, la desconfianza, o incluso con la timidez o la indecisión. Al contrario, la prudencia ayuda a decidir con sensatez y valentía.
Hay que saber diferenciar entre las acciones realizadas por cristianos individuales, movidos por su conciencia como ciudadanos, y las acciones realizadas por cristianos asociados en grupo, que se ejecutan en nombre de la Iglesia en comunión con sus pastores. La credibilidad de la Doctrina Social de la Iglesia reside en el testimonio de las obras.