La verdad a la que se refiere la Doctrina Social de la Iglesia encuentra su fundamento en la llamada «verdad revelada», es decir en la Biblia. Por ejemplo, en el libro del Éxodo (Ex 20, 16), el octavo mandamiento dice: «No darás testimonio falso contra tu prójimo».
Las personas tenemos una especial obligación para honrar y atestiguar la verdad, de manera que las relaciones sociales se vean impregnadas de ella.
Vivir en la verdad tiene como consecuencia que las comunidades humanas se ordenen conforme a la dignidad de las personas. De ese modo, si dicha dignidad es agredida también está siendo atacada la verdad.
Por otro lado, cuando se pone en práctica la caridad pero no se presta atención a la verdad última del ser humano y a su dignidad, dicha caridad se convierte en un conjunto de buenas intenciones sin obligación moral. Ello provoca que la caridad quede excluida de los proyectos y procesos para construir un desarrollo humano de alcance universal.
Por último, conviene recordar que la Iglesia Católica enseña que en Jesucristo la verdad de Dios se manifestó en plenitud. Seguir a Jesús es vivir del «Espíritu de Verdad» (con mayúsculas) que el Padre envía en su nombre y que conduce a la «Verdad completa».