Encíclica publicada por Francisco en 2020. Su título significa «Hermanos todos». Está inspirada en San Francisco de Asís y el modo que tenía de dirigirse a todo el mundo.
Fratelli tutti propone una fraternidad universal que trascienda fronteras, culturas y religiones, promoviendo así una convivencia basada en el amor y la solidaridad.
Se denuncian las sombras de un mundo cerrado: individualismo, polarización, desigualdad y una globalización que margina a las personas más frágiles y vulnerables.
El texto presenta la parábola del Buen Samaritano como modelo de compasión activa, instando a cada persona a hacerse prójimo del necesitado sin importar su origen.
Se aboga por una política al servicio del bien común, que supere intereses partidistas y económicos, y que fomente la dignidad humana y la justicia social.
La encíclica critica el neoliberalismo y el dogma del mercado autorregulado, proponiendo una economía que priorice a las personas y el trabajo digno sobre el lucro.
La migración se aborda desde una perspectiva de acogida, protección, promoción e integración, reconociendo los derechos de todo el mundo, sin importar su lugar de nacimiento.
Se rechaza la guerra como solución, considerándola un fracaso de la política y de la humanidad, y se declara inadmisible la pena de muerte en cualquier circunstancia.
El diálogo interreligioso y cultural se presenta como camino hacia la paz, basado en el respeto mutuo y la búsqueda conjunta de la verdad y el bien común.
La encíclica concluye con un llamado a la esperanza activa, invitando a construir un mundo más justo y fraterno mediante acciones concretas y cotidianas.