La doctrina social es «de la Iglesia» porque la Iglesia Católica es quien la elabora, difunde y enseña.
No pertenece a una parte de la Iglesia, sino a toda ella en su conjunto. En esencia expresa el modo en que la Iglesia Católica comprende la sociedad y se confronta con sus estructuras y variaciones.
Todos los miembros de la Iglesia participan en la elaboración de la Doctrina Social de la Iglesia, cada cual a su nivel particular (presbíteros, gente de vida consagrada y laicado). Esto es así porque el Pueblo de Dios también participa de la función profética de Cristo por medio del bautismo.
En un determinado momento, el Magisterio (el papa o los obispos) se encarga de reunir todas esas aportaciones y elaborar documentos «oficiales» o «institucionales» que sean coherentes con el resto de enseñanzas de la Iglesia Católica.