La Iglesia Católica asume que Dios ha regalado la tierra a todo el género humano, sin excluir a nadie ni privilegiar a ningún individuo en particular. Tomando eso como punto de partida, se afirma que esa es la raíz primera del destino universal de los bienes (DUB).

La Tierra, por sí misma, no da los frutos si no es por medio del trabajo. Usando la inteligencia el ser humano domina la Tierra y hace de ella una morada digna. De ese modo es como si la humanidad conquistara por medio de su trabajo una parte de la tierra y se la apropiase. Ese es el origen de la propiedad individual.

Al mismo tiempo que eso se da, la persona tiene también la responsabilidad de no impedir que otros individuos obtengan su respectiva parte del don de Dios. Tiene que cooperar con ellas para dominar juntos toda la tierra.

La propiedad privada asegura a cada persona una zona absolutamente necesaria para la autonomía personal y familiar. Es una ampliación de la libertad humana. La existencia de la propiedad privada no es incompatible con la existencia de diversas formas de propiedad pública. Es muy importante tener presente que la propiedad individual no es la única forma legítima de posesión. Reviste particular importancia la propiedad comunitaria.

La Iglesia Católica enseña que el derecho a la propiedad privada no es absoluto ni intocable. La propiedad privada tiene, por su misma naturaleza, una índole social que reside en el destino universal de los bienes.

En el uso de lo privado se deben perseguir las ventajas personales y familiares tanto como el bien común. Hace falta actualizar el principio del destino universal de los bienes extendiéndolo para que abarque también los frutos del progreso económico y tecnológico actuales.

Los nuevos conocimientos técnicos y científicos deben ponerse al servicio de las necesidades primarias de la persona.

De la propiedad (privada o no) deriva una serie de ventajas objetivas para la persona que la posee: mejores condiciones de vida, seguridad para el futuro, mayores oportunidades de elección. Por eso es imprescindible que la propiedad alcance a todo ser humano.