La comunidad política se constituye para servir a la sociedad civil, de la cual deriva. La sociedad civil es el conjunto de relaciones que se establecen entre los individuos y las sociedades intermedias. La red de estas relaciones forma el tejido social y constituye la base de una verdadera comunidad de personas.
Los diversos grupos de ciudadanos se asocian y se movilizan para elaborar y expresar sus orientaciones, para hacer frente a sus necesidades fundamentales y para defender sus legítimos intereses.
La sociedad civil, organizada en sus cuerpos intermedios, es capaz de contribuir al logro del bien común poniéndose en una relación de colaboración y de eficaz complementariedad respecto al Estado y al mercado.
Comunidad política y sociedad civil están vinculadas y son interdependientes, pero no son iguales en la jerarquía de sus fines. La sociedad civil (la ciudadanía en toda su pluralidad) justifica la existencia de la comunidad política. La comunidad política tiene que estar al servicio de la comunidad civil.
La comunidad política debe regular sus relaciones con la sociedad civil según el principio de subsidiaridad.
Además, en la sociedad civil debe extenderse la cooperación, que se presenta como una de las respuestas más fuertes a la lógica del conflicto y de la competencia sin límites que hoy predomina.